El excelente paisaje, el agua clara de los ríos y la posibilidad de cambiar el ambiente citadino en el verano pudieran ser algunas de las explicaciones para entender la afluencia de camagüeyanos a los predios santiagueros.
Pico Real del Turquino
Pero lo cierto es que los que a estos parajes concurren, en su mayoría jóvenes, se aventuran, no solo en el periodo estival sino en cualquier etapa del año, con el objetivo de escalar el punto más alto de esta isla, el pico Real del Turquino.
La aventura está llena de retos de principio a fin, los 328 kilómetros que separan a la antigua villa de Santa María del Puerto del Príncipe de La Ciudad Héroes es solo el comienzo. Luego vendrán los más de 120 largos y difíciles kilómetros de carreteras y terraplenes que atraviesan el municipio santiaguero de Guamá y que de forma caprichosa realiza literalmente un bojeo terrestre a parte de la costa sur del verde caimán.
Cada cual hace la travesía como puede
Al final del trayecto, con la modestia de sus construcciones de piedra, espera en la misma desembocadura del rio Turquino el campismo La Mula, casa habitual de los turquinautas, por ser la instalación más cercana a las montañas y primera base de ese tipo creada en la tierra de Antonio Maceo.
La mística de “La Mula”.
Entrada del campismo La Mula
“La Mula” es mucha mula, con toda la magia y los encanto naturales que posee funge como espectacular anfitriona en la antesala de la escabrosa escalada del Turquino, punto culminante de la expedición.
Ella se propuso no ser intrascendente y le dio voz a Esmerio Echevarría Sosa, santiaguero hasta la médula quien se desempeña hace 18 años como técnico en recreación de la instalación, para que contara de generación en generación la magia de aquel paraje de la Sierra Maestra.
Esmerio Echevarría Sosa, santiaguero
Cuentan que el nombre “La Mula” surgió porque hace muchos años en una crecida del rio Turquino. Una mula intentó cruzar el afluente aproximadamente 1km y medio más arriba del puente y la corriente la arrastró hasta el mar. Para sorpresa de todos a las 3 horas más o menos del incidente salió el animal del mar vivita y coleando. A partir de ese momento- atestigua Esmerio- los pobladores comenzaron a llamar a ese lugar por el nombre de ese animal tan importante para transportar personas y suministros en las lomas.
No solo el nombre la distingue. Es ese el único campismo en el país que tiene un cementerio dentro de la instalación. Tal pareciera cosa de pinareños pero no es así.
El cementerio que está dentro del campismo La Mula
El acontecimiento, que no deja de asombrar y hasta asustar a los campistas, se debe a que antes del triunfo de la Revolución Cubana el primero de enero de 1959 esta era una zona de la geografía cubana completamente olvidada.
En todo el municipio no existía ni un solo hospital y muchos menos carreteras, ni siquiera caminos. Por eso cuando a los campesinos se les enfermaba algún familiar lo bajaban de las lomas en una parihuela rústica hasta la costa para esperar a que pasara por allí algún barquito de la compañía americana Los Babunes, que se dedicaban a cargar madera y carbón.
Cuando pasaba la embarcación le hacían seña con una sábana blanca si era de día y de noche con fuego, pero los barquitos casi nunca recogían a los enfermos, lo que trajo como consecuencia que en la espera se murieran la mayoría. Por tal motivo a lo largo del municipio Guamá existen 39 cementerios, la mayoría aun en uso.
Al encuentro del Maestro.
Montañas e historia, ambas inseparables, fungen como vigías y
En busca de El Maestro
guardianes del Turquino. En las inmediaciones de esta elevación sucedieron innumerables acontecimientos imprescindibles en el devenir histórico de la Patria.
Por eso los hijos del Mayor y otros de diferentes regiones de Cuba y del mundo madrugan para comenzar el ascenso. Los acompaña el necesario pertrecho de calorías, el agua, el bordón y la fuerza de voluntad, elemento imprescindible para sortear 1974 metros (11 kilómetros) de agreste subida sobre el nivel del mar, los que luego también hay que descender.
Orquídeas de la Sierra Maestra
El pico Real del Turquino tiene mucho que ver con la espiritualidad de este chispazo de tierra en el mar. La belleza de su exuberante vegetación, los impresionantes paisajes, la firmeza, el desafío, la altura, los caminos y las esencias mismas de este pueblo así lo recuerdan.
Al encuentro con el más grande y universal de todos los cubanos van los agramontinos, jóvenes que superaron las llanuras principeñas y paso a paso ascienden al Turquino para encontrar junto a Martí las entrañas mismas de esta nación.
En la cima de Cuba nuestro Martí