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Un día simplemente feliz

imáges de Gerardo Hernández y Adriana Péres, capturadas de la TV

imáges de Gerardo Hernández y Adriana Péres, capturadas de la TV

Primero fue un rumor. Mi colega María Delys compartió en la redacción de Adelante que al contratista norteamericano Alan Gross se le había puesto en libertad y que Ramón, Gerardo y Antonio volverían inmediatamente a casa. Al inicio no lo creí, cómo hacerlo cuando tanta información falsa circula por ahí. Después comentaron la convocatoria de Raúl, quien comparecería a las 12 meridiano y haría referencia a las relaciones de Estados Unidos y Cuba.

La mañana fue una locura, twtter fungió como fuente principal. Unos decían que era pura especulación, otros que los cinco llegarían a la Patria. Lo vi en la red social de René, después lo confirmo por Telesur Cristina Fernández y luego en su alocución, Raúl ratificó que los tres Héroes de la República de Cuba habían llegado en el horario de la mañana.

Todos, o casi todos, estábamos frente al televisor, o de lado, para ver la transmisión y twtear al unísono. Sonaron los aplausos, las rizas espontáneas, las caras de asombro, los abrazos, alegría no fue lo que faltó. Y más, cuando se anunció que los gobiernos cubano y norteamericano restablecerían relaciones diplomáticas.

Yo pensé en su familia y también en Fidel, imagino que como toda la isla. Me sonaban en la cabeza aquella promesa realizada por el Comandante en el 2001 y que no pocos habían dejado de creer en ella.

Fueron buenas nuevas también el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre la Mayor de las Antillas y Estados Unidos y todo lo que en materia económica pueden aportar las negociaciones al desarrollo económico de la nación.

Vi a la gente tirarse a la calle sin que se lo orientaran, solo llevados por el impulso de la emoción. Algunas personas enviaron sms, llamaron por teléfono, dieron una voz al vecino de al lado para que no se perdieran la noticia. Y hasta se dieron unos tragos o encendieron una vela para festejar.

Simplemente un día feliz e histórico. Las imágenes de la llegada a la isla se reservaron para el noticiero nacional de la televisión. Se me salieron las lágrimas, también mi madre y mi padre, cuando los vimos descender del avión, primero Antonio, después a Ramón, y de último a Gerardo.

Lloramos de alegría al ver el abrazo de Tonito a su padre, la mirada de Mirta a su nene, el beso apasionado de Elizabet y Ramón, la caricia tierna del Gera y Adriana, el amor de todo su hijos y del pueblo. Que bueno que están en casa, no puede decirse más que eso; que bueno que ya los 16 años de prisión arbitraria quedaron en el pasado, que bueno que al fin llegó el día de la Justicia.


Quería ver a Mandela… (+ fotos)

 

IMG_9815Enrolada en la delegación cubana al XVII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, en diciembre del 2010, tuve la oportunidad-orgullo-privilegio de permanecer durante 15 días aproximadamente en Sudáfrica.

El evento estuvo dedicado a las figuras de dos hombres de talla mundial, a Nelson Mandela y a Fidel Castro. Recuerdo que cuando lo supe, por su puesto que antes de irnos, tuve dos grandes aspiraciones: una que Fidel nos despidiera en La Habana antes de partir hacia Pretoria y la segunda, poder ver a Mandela una vez llegada a tierras africanas.

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Última noticia: Fidel Castro está agonizando…

POR FIDEL CASTRO

Bastó un mensaje a los graduados del primer curso del Instituto de Ciencias Médicas «Victoria de Girón», para que el gallinero de propaganda imperialista se alborotara y las agencias informativas se lanzaran voraces tras la mentira. No solo eso, sino que en sus despachos cablegráficos le añadieron al paciente las más insólitas estupideces.

El periódico ABC de España, publicó que un médico venezolano que radica no se sabe donde, reveló que Castro había sufrido una embolia masiva en la arteria cerebral derecha, «puedo decir que no vamos a volverlo a ver públicamente». El presunto médico, que si lo es abandonaría primero a sus propios compatriotas, calificó el estado de salud de Castro como «muy cercano al estado neurovegetal».

Aunque muchas personas en el mundo son engañadas por los órganos de información, casi todos en manos de los

privilegiados y ricos, que publican estas estupideces, los pueblos creen cada vez menos en ellas. A nadie le gusta que lo engañen; hasta el más incorregible mentiroso, espera que le digan la verdad. Todo el mundo creyó, en abril de 1961, las noticias publicadas por las agencias cablegráficas acerca de que los invasores mercenarios de Girón o Bahía de Cochinos, como se le quiera llamar, estaban llegando a La Habana, cuando en realidad algunos de ellos trataban infructuosamente de llegar en botes a las naves de guerra yankis que los escoltaban.

Los pueblos aprenden y la resistencia crece frente a las crisis del capitalismo que se repiten cada vez con mayor frecuencia; ninguna mentira, represión o nuevas armas, podrán impedir el derrumbe de un sistema de producción crecientemente desigual e injusto.

Hace pocos días, muy próximo al 50 aniversario de la «Crisis de Octubre», las agencias señalaron a tres culpables: Kennedy, recién llegado a la jefatura del imperio, Jruschov y Castro. Cuba nada tuvo que ver con el arma nuclear, ni con la matanza innecesaria de Hiroshima y Nagasaki perpetrada por el presidente de Estados Unidos Harry S. Truman, estableciendo la tiranía de las armas nucleares. Cuba defendía su derecho a la independencia y a la justicia social.

Cuando aceptamos la ayuda soviética en armas, petróleo, alimentos y otros recursos, fue para defendernos de los planes yankis de invadir nuestra Patria, sometida a una sucia y sangrienta guerra que ese país capitalista nos impuso desde los primeros meses, y costó miles de vidas y mutilados cubanos.

Cuando Jruschov nos propuso instalar proyectiles de alcance medio similares a los que Estados Unidos tenía en Turquía —más cerca todavía de la URSS que Cuba de Estados Unidos—, como una necesidad solidaria, Cuba no vaciló en acceder a tal riesgo. Nuestra conducta fue éticamente intachable. Nunca pediremos excusa a nadie por lo que hicimos. Lo cierto es que ha transcurrido medio siglo, y aún estamos aquí con la frente en alto.

Me gusta escribir y escribo; me gusta estudiar y estudio. Hay muchas tareas en el área de los conocimientos. Nunca las ciencias, por ejemplo, avanzaron a tan asombrosa velocidad.

Dejé de publicar Reflexiones porque ciertamente no es mi papel ocupar las páginas de nuestra prensa, consagrada a otras tareas que requiere el país.

¡Aves de mal agüero! No recuerdo siquiera qué es un dolor de cabeza. Como constancia de cuán mentirosos son, les obsequio las fotos que acompañan este artículo.

Fidel Castro Ruz
Octubre 21 de 2012
10 y 12 a.m.