La Mariposa Cubana como siempre, regalando travesuras.
Lo vio desde lejos, y como niña chiquita dijo “el niño de la bota, yo quiero una foto ahí”, pero como Ley y yo también lo somos, empezamos a buscar un rostro confiable para poner en sus manos la cámara fotográfica y hacernos una linda foto las tres juntas.
Encontramos el rostro, una señora de dulce sonrisa acepto nuestro pedido, pero nerviosa por la empresa y siendo la primera vez que lo hacía, no le dio tiempo suficiente a la Yuya para llegar a nuestro lado.
Dicen que soldado brindado muere reventado, pues a Yu, que se ofreció para explicarle cómo apretar el obturador, la cogió, o casi no la cogió, en el movimiento de llegar a nuestro lado. Ante el hecho y sin haber visto las imágenes, Ley no podía aguantar la risa y yo apretaba los dientes para no flaquear.
El segundo intento quedó mejor, ya las tres…
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